lunes, 19 de septiembre de 2011

La Artritis en los niños

La artritis crónica o reumatoidea no es una enfermedad exclusiva de la vejez. Aproximadamente uno de cada mil niños tendrá artritis, generalmente antes de cumplir los 5 años. Se calcula que hay más de 8.000 niños con artritis crónica en la Argentina. Todavía no hay ninguna vacuna o cura para la artritis, pero sí existe un tratamiento efectivo. 
La artritis de los niños es diferente a la de los mayores, y no es simplemente el comienzo de la artritis reumatoidea del adulto en un niño. La artritis de la niñez es una enfermedad (o conjunto de enfermedades) a la que llamamos artritis crónica juvenil (o artritis crónica juvenil idiopática, también llamada comúnmente artritis reumatoidea juvenil). La mayoría de los niños con artritis juvenil tiene un pronóstico excelente, y con el tratamiento adecuado el 80% de ellos crecerá sin deformidades y sin artritis en la vida adulta. 
Un programa de ejercicios, especialmente diseñados por el médico y el fisioterapeuta, es uno de los principales componentes del tratamiento. Aunque la artritis cause daño articular, los huesos y el cartílago de los niños en crecimiento tienen capacidades sorprendentes para curarse. El ejercicio evita la pérdida de movimiento articular y hace que los miembros dañados crezcan adecuadamente. La medicación que el médico receta actúa reduciendo la inflamación articular y permite que el programa de ejercicios sea menos doloroso y más efectivo. El tipo y potencia de esta medicación dependerá de la severidad y el tipo de artritis que tiene el niño. 

EL DIAGNOSTICO
Los chicos no siempre se quejan de dolor. Por eso, a veces es difícil decir si las articulaciones de un niño están inflamadas. La única pista puede ser cierta rigidez a la mañana acompañada de "renquera" matinal transitoria o resistencia a usar un brazo o una pierna. A veces la artritis reumatoidea juvenil puede ser muy difícil de diagnosticar, y puede pasar inadvertida aún para un pediatra.
La artritis juvenil es una inflamación de una o más articulaciones que dura seis o más semanas, sin una causa que la justifique. Una vez que se sabe que un niño tiene inflamación de las articulaciones, hay que descartar otras enfermedades mMás serias que la artritis reumatoidea, como las infecciones. No hay ningún análisis que por sí solo haga el diagnóstico de artritis reumatoidea (ni siquiera el factor reumatoideo) o que descarte otras enfermedades. Por eso, ese niño va a necesitar radiografías, análisis de sangra y orina, en ocasiones un estudio del líquido sinovial (o articular), y por supuesto, una visita al especialista.
La duda que existe en las primeras semanas después que se descubrió la artritis puede ser un momento difícil. Es necesario saber que lleva cierto tiempo hasta que el médico está seguro del diagnóstico de artritis crónica juvenil, y que pasará cierto tiempo hasta que las medicinas y los ejercicios recomendados hagan efecto.

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